2 de junio de 2010

La desvergüenza de la derecha

Se demuestra la farsa de la disyuntiva entre “éticos” y “corruptos”

Por Luis Gárate

31-05-10

La campaña electoral para los comicios municipales está demostrándole el grado de desvergüenza que tienen algunos políticos con tal de alcanzar el ansiado sillón edilicio.

Esta desesperación ha generado el desbande, en particular, en las fuerzas de la derecha. Primero Lourdes Flores y los medios de comunicación pretendieron presentarla como la candidata “decente” frente a la figura “corrupta” y “montesinista” del ex presidente regional del Callao Alex Kouri.

Recordemos que un gran número de alcaldes distritales en Lima ganaron gracias al arrastre de la figura de Luis Castañeda en el 2007, y ahora no han tenido reparos en subirse el coche del “corrupto” Alex Kouri por un lado, y por otro al de la “decente” Lourdes Flores, según sus conveniencias.

Luego Lourdes apareció criticando la incorporación de Kouri y compañía al partido “alquilado” de José Barba. Así el debate giró en las últimas semanas en torno al escándalo del famoso partido “vientre de alquiler” en referencia a la agrupación- membrete Cambio Radical, del tristemente célebre Barba Caballero.

Ahora Lourdes nos sorprende con el anuncio de la incorporación del Carlos Burgos Horna, cuestionado alcalde de San Juan de Lurigancho a las filas de Unidad Nacional, membrete electoral del PPC. El señor Burgos hasta hace unos días había empapelado su distrito con su rostro junto al de Alex Kouri, y hace solo unos meses lo hacía junto al alcalde de Lima Luis Castañeda por el Partido Solidaridad Nacional (con el que Burgos llegó a la alcaldía).

Hasta hace poco Carlos Burgos buscó impedir el mitin de lanzamiento de la candidatura de Lourdes en San Juan, donde por cierto la candidata del PPC presentó con bombos y platillos al señor Mauricio Rabanal como candidato de su agrupación para competir con Burgos.

Es decir, el oportunismo más desembozado. Una vulgar muestra de por qué la derecha peruana es incapaz de institucionalizarse y de asumir con más coherencia la representación que pretende de las clases dominantes y de sectores medios.

De esta manera el PPC y Lourdes nos demuestran que son un grupo oportunista más de este escenario circense en el que se ha convertido la política peruana. Un escenario donde reina la informalidad y la improvisación, y en la que gana el mejor postor, el que puede comprar el puesto sin importar su base doctrinaria o sus credenciales éticas.

Esta situación nos demuestra que solo con una alternativa seria y democrática se podrá combatir este nivel de improvisación de la política. Solo construyendo desde abajo una alternativa política que combine el apostolado con la seriedad de propuestas y que con la democracia participativa, demuestre la coherencia entre las ideas y la práctica que tanto reclaman los ciudadanos. Esa es una tarea de mediano y largo plazo, que debe ser pensada con miras a trascender la coyuntura electoral.

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