Un debate revolucionario y abierto
René Tamayo
Juventud Rebelde
Liudmila Álamo Dueñas, primera secretaria de la organización juvenil, asegura que el principal desafío de la juventud cubana es seguir preparándose para asegurar la continuidad histórica de la Revolución
La reunión nacional del IX Congreso de la UJC está a las puertas. A menos de cien horas, los toques finales para un encuentro de esta magnitud son puro ajetreo y tensión. A pesar de esto, Liudmila Álamo Dueñas, primera secretaria de la organización, abrió un espacio en su exiguo tiempo para contestar un cuestionario que JR le hizo llegar con el propósito de hacer una breve fotografía de los últimos meses, cuando cientos de miles de jóvenes cubanos se sumaron a un proceso franco y fértil donde todos hemos crecido.
—El IX Congreso de la UJC ya llega a la cita nacional. ¿Cuáles han sido los hitos fundamentales de este proceso?
—Como proceso ha abarcado un período que va desde el anterior Congreso en 2004 hasta los momentos actuales, porque se trata de una continuidad. Podría decirse que es un alto en el camino para evaluar lo que hemos hecho o dejado de hacer. Debemos destacar que en la última etapa, previa a este mes de abril, se ha generado un amplio debate en todas nuestras organizaciones de base y a nivel de municipio y provincia, en el contexto de las asambleas de militantes y jóvenes. Esto marca un hito, porque esas discusiones sumaron a más de 600 000 jóvenes —militantes y no militantes— que debatieron sobre temas vitales para nuestra organización y para el país. Fue un verdadero ejercicio de democracia real.
«Sería muy interesante que algunos gobiernos del mundo, que se han erigido en feroces críticos de nuestro país, le dieran la oportunidad a cientos de miles de jóvenes para que se reúnan con las autoridades del Estado y expresen sus inquietudes».
—Las asambleas abiertas fueron un momento crucial para que los jóvenes tuvieran la oportunidad de ser parte del Congreso. ¿Cuáles fueron los puntos principales abordados?
—Aun cuando los temas fueron diversos, se pueden identificar tópicos que con mayor claridad y profundidad se abordaron, entre estos la necesidad de que las organizaciones de base logren un funcionamiento más efectivo, que las sitúe en el centro de los problemas, con protagonismo y aportes concretos.
«También el llamado a desterrar el formalismo y esquematismo derivado de una débil preparación de las reuniones e intercambios que se planifican con los militantes y jóvenes, por lo que se ha ratificado que la reunión tiene que ser para encontrarle solución a los problemas y generar tareas para todos.
«En estas asambleas se produjo, además, una fuerte exhortación al ahorro, a la eficiencia, a una vinculación mucho más efectiva de los jóvenes con la producción de alimentos y de otros renglones vitales para el país. Y se abogó por la necesidad impostergable de saber lo que cuestan las cosas, la real situación del país y la prioridad de fortalecer la presencia joven en sectores directos a la producción.
«Especial énfasis se hizo en el sector de la salud, relacionado con la optimización de los recursos materiales y humanos, sin descuidar la calidad y atención adecuada a nuestro pueblo.
«También fue muy debatido el tema de la preparación que deben tener nuestros cuadros y el papel que debemos desempeñar los jóvenes en la lucha contra conductas y actuaciones negativas, el compromiso con la defensa de la patria y el aseguramiento del orden interior en el país».
—¿Cómo ven los jóvenes a la UJC?
—La Unión de Jóvenes Comunistas es la organización que representa sus intereses; es por ello que nos exigen y nos hacen llegar sus inquietudes, insatisfacciones y reclamos, confiando en que nos ocupamos de atenderlos. De manera permanente nos llegan esos planteamientos, estados de opinión, críticas y recomendaciones, y eso nos satisface, porque nos muestra que esa responsabilidad que nos está dada en la Constitución de nuestra República y esa preocupación que constantemente tenemos por cada asunto de los niños, adolescentes y jóvenes, es reconocida.
«También esto es un gran reto, porque en los debates de nuestro proceso orgánico se ha evidenciado que existen lugares donde el funcionamiento es débil y esto dificulta nuestra política de trabajar no solo para militantes, sino para los amplios sectores que configuran nuestra juventud.
«Esto nos obliga a perfeccionar los estilos y métodos que posibilitan estar cerca de niños, adolescentes y jóvenes, transmitirles valores y educarlos con el ejemplo, que es la mayor fuente de autoridad y convocatoria que tenemos».
—Las reuniones en los comités de base fueron otra escala importante. ¿Cómo han influido en el trabajo de la organización?
—Estas, con toda seguridad, han sido las reuniones más importantes, porque es allí donde se ha hecho más abarcador y participativo el debate, por ellas conocimos con mayor exactitud cuáles son los temas fundamentales que se constituyen en ejes de análisis para el Congreso y para trazar el trabajo en el futuro. Nos permitieron tener una idea más acabada de lo mucho que resta por hacer a este nivel, de los problemas en la preparación de sus dirigentes, de la urgencia de fortalecer la atención de las estructuras superiores a los comités de base.
—Es consenso que el secretario general en el nivel de base es el cuadro fundamental de la organización. Esto exige liderazgo, ejemplaridad y otras muchas virtudes, ¿cómo definiría usted al secretario general ideal?
—Lo concebimos ante todo como un revolucionario incondicional, dotado de prestigio y modestia; capaz de convencer con argumentos sólidos, adquiridos en la práctica cotidiana de su contacto con las masas y del estudio consciente y constante de la realidad de nuestro país y del mundo; conocedor de los desafíos a que nos enfrentamos y dispuesto a darlo todo por la Revolución.
—El funcionamiento de la organización fue un tema muy debatido y exigido en los balances a todos los niveles. ¿Por qué funcionar es clave para la organización? ¿Cuánto se ha avanzado en este propósito?
—Somos una organización que, sin burocratismos innecesarios, se rige por estatutos, reglamentos y normas, diseñados precisamente para funcionar de manera coherente, lo cual no es exclusivo de la UJC, pues cada agrupación en la sociedad, independientemente de sus fines, se apega a reglas aprobadas de forma colectiva.
«Si esas políticas se violan y se trabaja desordenadamente, el avance en las tareas y consecución de objetivos se torna muy difícil. Por eso se ha debatido con fuerza sobre la urgencia de un desempeño que esté regido por la disciplina de la militancia, estabilidad y preparación en las estructuras de dirección, sin que esto signifique que haya que reunirse por reunirse o cumplir alguna u otra tarea sin preguntarnos qué vamos a hacer o de qué forma lo hacemos mejor.
«Una vez consolidado este propósito de funcionar bien, entonces es posible analizar los propios problemas que tiene la UJC, elevar la capacidad de movilización, el aporte y la eficiencia, tan necesaria en los momentos actuales.
«El avance en esta dirección no está a la altura de lo que se demanda y quisiera aclarar que la solución no está en lo que se ha dado en llamar el “internismo” en referencia a sobredimensionar tareas como la confección de las actas, la recogida de la cotización y otros aspectos de la vida interna, la cuestión es encontrar el justo equilibrio con flexibilidad y sin formalismos».
—Con una masa importante de militantes, los comités de base estudiantiles son fundamentales en la labor docente-educativa, la preparación política, ideológica y patriótica y la formación integral de adolescentes y jóvenes. ¿Cuáles son los principales desafíos que hoy tiene la UJC en este escenario? ¿Cómo caracterizaría usted al estudiantado cubano?
—Tal como refiere la pregunta, los desafíos son varios, sobresale el de estar preparados para acompañar los necesarios cambios que hoy se implementan en el sector educacional, conocerlos y poder trasladar su verdadero alcance y necesidad a todos los estudiantes, por otra parte está vigente el empeño de consolidar valores y desterrar actitudes ajenas al proyecto educativo revolucionario, tomando muy en cuenta que este sector agrupa a nuestros militantes más jóvenes, quienes precisan de una formación más esmerada.
«También son ellos quienes mayor influencia reciben en un entorno actual complejo, caracterizado por una colosal arremetida ideológica por parte de los enemigos de la Revolución —abiertos y solapados—, que como todos conocemos apuestan a desmontar la historia y socavar las bases de nuestro socialismo soñando con un retorno al capitalismo cuando desaparezca la generación de luchadores históricos a los que nos sentimos unidos indisolublemente.
«Pero el estudiantado cubano es profundamente patriota y respalda mayoritariamente nuestro sistema político; es un ejército de jóvenes con amplia cultura, capaces de discernir entre las zanahorias del imperio y lo que debe ser cambiado a favor de la Revolución, en el momento y la forma en que queremos hacerlo los cubanos, sin renunciar al socialismo ni a las conquistas que son un tributo permanente a Mella, José Antonio y muchos otros que han enaltecido nuestro universo estudiantil».
—Ante el actual proceso de actualización del modelo económico, en el sector productivo crece, todavía más, la necesidad del protagonismo de la UJC en esta esfera. ¿Cuáles son las prioridades aquí? ¿Están preparados los comités de base para dar el salto que hoy se pide?
—La prioridad es en primer término dignificar y reconocer el trabajo como fuente insustituible de riquezas y único camino para salir adelante; jugar un papel realmente protagónico en la incorporación de los jóvenes a la producción de alimentos, la sustitución de importaciones y el incremento de nuestros productos exportables, profundamente convencidos de que hemos de vivir de lo que tenemos y de lo que producimos.
«Hemos de estar, como organización, allí donde se cultiva la tierra, se construye o de alguna otra manera se hace crecer la economía. En esos espacios se necesitan manos jóvenes, estructuras de base fuertes y cuadros capaces, cuestiones que en muchos casos nos faltan o están debilitadas. Es preciso el salto de que hablas en la pregunta y ese es un tema debatido en este proceso del Congreso y al que tendremos que seguir prestando toda nuestra atención».
—¿Cuáles son para usted los principales desafíos de la juventud cubana hoy y cuáles los de la UJC como vanguardia de esta?
—El principal desafío de la juventud cubana es seguirnos preparando para asegurar la continuidad histórica de la Revolución. Estamos llamados a elevar nuestra estatura ideológica, para adentrarnos en un mundo en el que pujan por imponerse los sentimientos de egoísmo alimentados por el capitalismo, y las consecuencias desastrosas que acarrea ese sistema para la vida misma de la especie humana.
«No podemos alejarnos ni un segundo del debate, de la crítica realizada desde el compromiso social, acompañada con propuestas concretas, y del enfrentamiento sin ambages a los seudo revolucionarios, que rasgan sus vestiduras y se montan en un discurso fabricado por el imperio para destruir la Revolución, que es su verdadero objetivo.
«La UJC, como vanguardia, debe marchar en el bloque delantero, marcando el camino, estrechamente unida al Partido Comunista, que reúne una fuerza moral impresionante y una tradición de lucha martiana, marxista y fidelista».
—¿En lo personal y como dirigente —independiente del trabajo que le ha correspondido ejercer como Primera Secretaria de la UJC—, cómo ha influido en usted el proceso del Congreso?
—Participar en estos debates es un privilegio; escuchar —acompañados de las enseñanzas y orientaciones del Partido— a cientos de jóvenes en sus intervenciones a lo largo de toda la isla, aportando, denunciando lo que no anda bien, ratificando compromisos, dando ideas y exponiendo puntos de vista, me ha revitalizado mucho y me ha confirmado la convicción de que mi responsabilidad no entraña otro beneficio que el enorme compromiso como cuadro y mujer revolucionaria.
—¿Cuáles son, hasta aquí, los resultados del proceso del IX Congreso? ¿Y qué espera de la reunión nacional?
—El principal resultado ha sido lograr una amplia participación en el debate, lo que nos ha confirmado que estamos en condiciones de profundizar en los problemas, ser críticos y estar dispuestos a trabajar duro en la solución de nuestras dificultades.
«El evento nacional estamos seguros que confirmará muchas de estas ideas que hemos abordado y trazará importantes objetivos para el futuro, porque debates como los de estos meses tienen que ser parte de la cotidianidad de nuestra organización a todos los niveles.
«Los delegados que asistirán a este momento del proceso representan a todos los sectores de la vida económica y social del país, en ellos nuestro pueblo podrá encontrar el reflejo de una juventud donde no hay lugar para un futuro de concesiones y entrega».
René Tamayo
Juventud Rebelde
Liudmila Álamo Dueñas, primera secretaria de la organización juvenil, asegura que el principal desafío de la juventud cubana es seguir preparándose para asegurar la continuidad histórica de la Revolución
La reunión nacional del IX Congreso de la UJC está a las puertas. A menos de cien horas, los toques finales para un encuentro de esta magnitud son puro ajetreo y tensión. A pesar de esto, Liudmila Álamo Dueñas, primera secretaria de la organización, abrió un espacio en su exiguo tiempo para contestar un cuestionario que JR le hizo llegar con el propósito de hacer una breve fotografía de los últimos meses, cuando cientos de miles de jóvenes cubanos se sumaron a un proceso franco y fértil donde todos hemos crecido.
—El IX Congreso de la UJC ya llega a la cita nacional. ¿Cuáles han sido los hitos fundamentales de este proceso?
—Como proceso ha abarcado un período que va desde el anterior Congreso en 2004 hasta los momentos actuales, porque se trata de una continuidad. Podría decirse que es un alto en el camino para evaluar lo que hemos hecho o dejado de hacer. Debemos destacar que en la última etapa, previa a este mes de abril, se ha generado un amplio debate en todas nuestras organizaciones de base y a nivel de municipio y provincia, en el contexto de las asambleas de militantes y jóvenes. Esto marca un hito, porque esas discusiones sumaron a más de 600 000 jóvenes —militantes y no militantes— que debatieron sobre temas vitales para nuestra organización y para el país. Fue un verdadero ejercicio de democracia real.
«Sería muy interesante que algunos gobiernos del mundo, que se han erigido en feroces críticos de nuestro país, le dieran la oportunidad a cientos de miles de jóvenes para que se reúnan con las autoridades del Estado y expresen sus inquietudes».
—Las asambleas abiertas fueron un momento crucial para que los jóvenes tuvieran la oportunidad de ser parte del Congreso. ¿Cuáles fueron los puntos principales abordados?
—Aun cuando los temas fueron diversos, se pueden identificar tópicos que con mayor claridad y profundidad se abordaron, entre estos la necesidad de que las organizaciones de base logren un funcionamiento más efectivo, que las sitúe en el centro de los problemas, con protagonismo y aportes concretos.
«También el llamado a desterrar el formalismo y esquematismo derivado de una débil preparación de las reuniones e intercambios que se planifican con los militantes y jóvenes, por lo que se ha ratificado que la reunión tiene que ser para encontrarle solución a los problemas y generar tareas para todos.
«En estas asambleas se produjo, además, una fuerte exhortación al ahorro, a la eficiencia, a una vinculación mucho más efectiva de los jóvenes con la producción de alimentos y de otros renglones vitales para el país. Y se abogó por la necesidad impostergable de saber lo que cuestan las cosas, la real situación del país y la prioridad de fortalecer la presencia joven en sectores directos a la producción.
«Especial énfasis se hizo en el sector de la salud, relacionado con la optimización de los recursos materiales y humanos, sin descuidar la calidad y atención adecuada a nuestro pueblo.
«También fue muy debatido el tema de la preparación que deben tener nuestros cuadros y el papel que debemos desempeñar los jóvenes en la lucha contra conductas y actuaciones negativas, el compromiso con la defensa de la patria y el aseguramiento del orden interior en el país».
—¿Cómo ven los jóvenes a la UJC?
—La Unión de Jóvenes Comunistas es la organización que representa sus intereses; es por ello que nos exigen y nos hacen llegar sus inquietudes, insatisfacciones y reclamos, confiando en que nos ocupamos de atenderlos. De manera permanente nos llegan esos planteamientos, estados de opinión, críticas y recomendaciones, y eso nos satisface, porque nos muestra que esa responsabilidad que nos está dada en la Constitución de nuestra República y esa preocupación que constantemente tenemos por cada asunto de los niños, adolescentes y jóvenes, es reconocida.
«También esto es un gran reto, porque en los debates de nuestro proceso orgánico se ha evidenciado que existen lugares donde el funcionamiento es débil y esto dificulta nuestra política de trabajar no solo para militantes, sino para los amplios sectores que configuran nuestra juventud.
«Esto nos obliga a perfeccionar los estilos y métodos que posibilitan estar cerca de niños, adolescentes y jóvenes, transmitirles valores y educarlos con el ejemplo, que es la mayor fuente de autoridad y convocatoria que tenemos».
—Las reuniones en los comités de base fueron otra escala importante. ¿Cómo han influido en el trabajo de la organización?
—Estas, con toda seguridad, han sido las reuniones más importantes, porque es allí donde se ha hecho más abarcador y participativo el debate, por ellas conocimos con mayor exactitud cuáles son los temas fundamentales que se constituyen en ejes de análisis para el Congreso y para trazar el trabajo en el futuro. Nos permitieron tener una idea más acabada de lo mucho que resta por hacer a este nivel, de los problemas en la preparación de sus dirigentes, de la urgencia de fortalecer la atención de las estructuras superiores a los comités de base.
—Es consenso que el secretario general en el nivel de base es el cuadro fundamental de la organización. Esto exige liderazgo, ejemplaridad y otras muchas virtudes, ¿cómo definiría usted al secretario general ideal?
—Lo concebimos ante todo como un revolucionario incondicional, dotado de prestigio y modestia; capaz de convencer con argumentos sólidos, adquiridos en la práctica cotidiana de su contacto con las masas y del estudio consciente y constante de la realidad de nuestro país y del mundo; conocedor de los desafíos a que nos enfrentamos y dispuesto a darlo todo por la Revolución.
—El funcionamiento de la organización fue un tema muy debatido y exigido en los balances a todos los niveles. ¿Por qué funcionar es clave para la organización? ¿Cuánto se ha avanzado en este propósito?
—Somos una organización que, sin burocratismos innecesarios, se rige por estatutos, reglamentos y normas, diseñados precisamente para funcionar de manera coherente, lo cual no es exclusivo de la UJC, pues cada agrupación en la sociedad, independientemente de sus fines, se apega a reglas aprobadas de forma colectiva.
«Si esas políticas se violan y se trabaja desordenadamente, el avance en las tareas y consecución de objetivos se torna muy difícil. Por eso se ha debatido con fuerza sobre la urgencia de un desempeño que esté regido por la disciplina de la militancia, estabilidad y preparación en las estructuras de dirección, sin que esto signifique que haya que reunirse por reunirse o cumplir alguna u otra tarea sin preguntarnos qué vamos a hacer o de qué forma lo hacemos mejor.
«Una vez consolidado este propósito de funcionar bien, entonces es posible analizar los propios problemas que tiene la UJC, elevar la capacidad de movilización, el aporte y la eficiencia, tan necesaria en los momentos actuales.
«El avance en esta dirección no está a la altura de lo que se demanda y quisiera aclarar que la solución no está en lo que se ha dado en llamar el “internismo” en referencia a sobredimensionar tareas como la confección de las actas, la recogida de la cotización y otros aspectos de la vida interna, la cuestión es encontrar el justo equilibrio con flexibilidad y sin formalismos».
—Con una masa importante de militantes, los comités de base estudiantiles son fundamentales en la labor docente-educativa, la preparación política, ideológica y patriótica y la formación integral de adolescentes y jóvenes. ¿Cuáles son los principales desafíos que hoy tiene la UJC en este escenario? ¿Cómo caracterizaría usted al estudiantado cubano?
—Tal como refiere la pregunta, los desafíos son varios, sobresale el de estar preparados para acompañar los necesarios cambios que hoy se implementan en el sector educacional, conocerlos y poder trasladar su verdadero alcance y necesidad a todos los estudiantes, por otra parte está vigente el empeño de consolidar valores y desterrar actitudes ajenas al proyecto educativo revolucionario, tomando muy en cuenta que este sector agrupa a nuestros militantes más jóvenes, quienes precisan de una formación más esmerada.
«También son ellos quienes mayor influencia reciben en un entorno actual complejo, caracterizado por una colosal arremetida ideológica por parte de los enemigos de la Revolución —abiertos y solapados—, que como todos conocemos apuestan a desmontar la historia y socavar las bases de nuestro socialismo soñando con un retorno al capitalismo cuando desaparezca la generación de luchadores históricos a los que nos sentimos unidos indisolublemente.
«Pero el estudiantado cubano es profundamente patriota y respalda mayoritariamente nuestro sistema político; es un ejército de jóvenes con amplia cultura, capaces de discernir entre las zanahorias del imperio y lo que debe ser cambiado a favor de la Revolución, en el momento y la forma en que queremos hacerlo los cubanos, sin renunciar al socialismo ni a las conquistas que son un tributo permanente a Mella, José Antonio y muchos otros que han enaltecido nuestro universo estudiantil».
—Ante el actual proceso de actualización del modelo económico, en el sector productivo crece, todavía más, la necesidad del protagonismo de la UJC en esta esfera. ¿Cuáles son las prioridades aquí? ¿Están preparados los comités de base para dar el salto que hoy se pide?
—La prioridad es en primer término dignificar y reconocer el trabajo como fuente insustituible de riquezas y único camino para salir adelante; jugar un papel realmente protagónico en la incorporación de los jóvenes a la producción de alimentos, la sustitución de importaciones y el incremento de nuestros productos exportables, profundamente convencidos de que hemos de vivir de lo que tenemos y de lo que producimos.
«Hemos de estar, como organización, allí donde se cultiva la tierra, se construye o de alguna otra manera se hace crecer la economía. En esos espacios se necesitan manos jóvenes, estructuras de base fuertes y cuadros capaces, cuestiones que en muchos casos nos faltan o están debilitadas. Es preciso el salto de que hablas en la pregunta y ese es un tema debatido en este proceso del Congreso y al que tendremos que seguir prestando toda nuestra atención».
—¿Cuáles son para usted los principales desafíos de la juventud cubana hoy y cuáles los de la UJC como vanguardia de esta?
—El principal desafío de la juventud cubana es seguirnos preparando para asegurar la continuidad histórica de la Revolución. Estamos llamados a elevar nuestra estatura ideológica, para adentrarnos en un mundo en el que pujan por imponerse los sentimientos de egoísmo alimentados por el capitalismo, y las consecuencias desastrosas que acarrea ese sistema para la vida misma de la especie humana.
«No podemos alejarnos ni un segundo del debate, de la crítica realizada desde el compromiso social, acompañada con propuestas concretas, y del enfrentamiento sin ambages a los seudo revolucionarios, que rasgan sus vestiduras y se montan en un discurso fabricado por el imperio para destruir la Revolución, que es su verdadero objetivo.
«La UJC, como vanguardia, debe marchar en el bloque delantero, marcando el camino, estrechamente unida al Partido Comunista, que reúne una fuerza moral impresionante y una tradición de lucha martiana, marxista y fidelista».
—¿En lo personal y como dirigente —independiente del trabajo que le ha correspondido ejercer como Primera Secretaria de la UJC—, cómo ha influido en usted el proceso del Congreso?
—Participar en estos debates es un privilegio; escuchar —acompañados de las enseñanzas y orientaciones del Partido— a cientos de jóvenes en sus intervenciones a lo largo de toda la isla, aportando, denunciando lo que no anda bien, ratificando compromisos, dando ideas y exponiendo puntos de vista, me ha revitalizado mucho y me ha confirmado la convicción de que mi responsabilidad no entraña otro beneficio que el enorme compromiso como cuadro y mujer revolucionaria.
—¿Cuáles son, hasta aquí, los resultados del proceso del IX Congreso? ¿Y qué espera de la reunión nacional?
—El principal resultado ha sido lograr una amplia participación en el debate, lo que nos ha confirmado que estamos en condiciones de profundizar en los problemas, ser críticos y estar dispuestos a trabajar duro en la solución de nuestras dificultades.
«El evento nacional estamos seguros que confirmará muchas de estas ideas que hemos abordado y trazará importantes objetivos para el futuro, porque debates como los de estos meses tienen que ser parte de la cotidianidad de nuestra organización a todos los niveles.
«Los delegados que asistirán a este momento del proceso representan a todos los sectores de la vida económica y social del país, en ellos nuestro pueblo podrá encontrar el reflejo de una juventud donde no hay lugar para un futuro de concesiones y entrega».
No hay comentarios:
Publicar un comentario