Tal vez si el gobierno se hubiera detenido a ver el Segundo Informe Iberoamericano de Juventud (que será tema de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno en octubre próximo, en El Salvador), reparado en sus alarmantes cifras y pensado en sus advertencias, lo del otro día en Palacio de Gobierno no hubiera sido un evento pomposo. A lo mucho, un día para reflexionar.
Y es que de ninguna manera se puede hablar de celebrar el Día Internacional de la Juventud, cuando es precisamente este grupo etario el que menos atenciones recibe del Estado. Las cifras están ahí para los incrédulos. Las confeccionó la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y las acaba de hacer públicas la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ).
En ellas se señala, por ejemplo, que el 35.3% de jóvenes del grupo de países iberoamericanos (incluido Portugal) es pobre, y de ellos, el 11.4% vive en condiciones de extrema pobreza. Y el Perú no es la excepción: según el informe, el 49.9% de jóvenes entre 14 y 29 años son pobres y el 14.7% son pobres extremos, al punto de que muchos viven en la indigencia. Indica además que la mayoría de estos jóvenes provienen de zonas rurales o comunidades indígenas.
El estudio también hace mención al precario acceso que los jóvenes tienen al trabajo. ¿Y su salud? También de malas, pues a pesar de que los jóvenes son más sanos que las generaciones pasadas, la morbimortalidad específica que los afecta: violencia, accidentes de tránsito y suicidios, va en aumento.
Luis Velásquez C.
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